El método científico
Todas las ciencias, incluidas
las sociales, recurren a variantes de lo que se denomina método científico, que
es un enfoque sistemático para la investigación. Por ejemplo, un psicólogo que
pretende indagar el efecto del ruido en la capacidad de las personas para
aprender química y un químico interesado en medir el calor liberado por la
combustión del hidrógeno gaseoso en presencia de aire utilizarían
aproximadamente el mismo procedimiento en sus investigaciones. El primer paso
consiste en definir de manera minuciosa el problema. El siguiente es realizar
experimentos, elaborar observaciones detalladas y registrar la información, o
datos, concernientes al sistema, es decir, a la parte del universo que se
investiga. (En los ejemplos recién mencionados, los sistemas son el grupo de
personas que estudia el psicólogo y una mezcla de hidrógeno y aire,
respectivamente).
Los datos obtenidos en una
investigación pueden ser cualitativos, es decir, consistentes en observaciones
generales acerca del sistema, y cuantitativos, es decir, comprenden los números
obtenidos de diversas mediciones del sistema. En general, los químicos usan
símbolos y ecuaciones estandarizados en el registro de sus mediciones y
observaciones. Esta forma de representación no solo simplifica el proceso de
registro, sino que también constituye una base común para la comunicación con
otros químicos.
Una vez terminados los
experimentos y registrados los datos, el siguiente paso del método científico
es la interpretación, en la que el científico intenta explicar el fenómeno
observado. Con base en los datos recopilados, el investigador formula una hipótesis,
que es una explicación tentativa de un conjunto de observaciones. Luego, se
diseñan experimentos adicionales para verificar la validez de la hipótesis en
tantas formas como sea posible y el proceso se inicia de nuevo. En la figura se resumen los pasos principales del proceso de investigación.
Después de recopilar un gran
volumen de datos, a menudo es aconsejable resumir la información de manera
concisa, como una ley. En la ciencia, una ley es un enunciado conciso, verbal o
matemático, de una relación entre fenómenos que es siempre la misma bajo las
mismas condiciones. Por ejemplo, la segunda ley del movimiento de Sir Isaac
Newton, que afirma que la fuerza es
igual a la masa por la aceleración (F = ma). El significado de esta ley es que
el aumento en la masa o en la aceleración de un objeto siempre incrementa
proporcionalmente su fuerza, en tanto que una disminución en la masa o en la
aceleración indudablemente reduce su fuerza.
Las hipótesis que resisten
muchas pruebas experimentales de su validez pueden convertirse en teorías. Una
teoría es un principio unificador que explica un conjunto de hechos o las leyes
basadas en esos hechos. Las teorías también son sometidas a valoración
constante. Si una teoría es refutada en un experimento, se debe desechar o
modificar para hacerla compatible con las observaciones experimentales. Aprobar
o descartar una teoría puede tardarse años o inclusive siglos, en parte por la
carencia de la tecnología necesaria. La teoría atómica, se precisaron más de 2 000 años para confirmar
este principio fundamental de la química que propuso Demócrito, un filósofo de
la antigua Grecia. Un ejemplo más contemporáneo es la teoría del Big Bang sobre
el origen del universo.
Los avances científicos pocas
veces, si acaso, se logran de manera rígida, paso a paso. En ocasiones, una ley
precede a la teoría correspondiente, o viceversa. Es posible que dos
científicos empiecen a trabajar en un proyecto exactamente con el mismo
objetivo y terminen con enfoques del todo distintos. Después de todo, los
científicos son seres humanos, y su forma de pensar y trabajar está sujeta a
influencia considerable de sus antecedentes, capacitación y personalidad.
El desarrollo de la ciencia ha
sido irregular y a veces ilógico. Los grandes descubrimientos son resultado de
las contribuciones y experiencias acumuladas de muchos investigadores, pese a
que el crédito por la formulación de una teoría o ley por lo regular se otorga
a una sola persona. Por supuesto, la suerte es un factor en los descubrimientos
científicos, si bien se ha afirmado que "las oportunidades favorecen a las
mentes preparadas". Se requiere atención y capacidad para reconocer la importancia
de un descubrimiento accidental y sacar máximo provecho de él. Es muy frecuente
que el público general se entere sólo de los avances científicos
espectaculares. Sin embargo, por cada una de esas historias muy conocidas
existen cientos de casos de científicos que han dedicado años a trabajar en
proyectos que finalmente terminaron siendo infructuosos, y en los que se logran
resultados positivos sólo después de muchos errores y a un ritmo tan lento que
pasan inadvertidos. Inclusive esas investigaciones infructuosas contribuyen de
alguna manera al avance continuo del conocimiento del universo físico. Es el
amor por la investigación lo que mantiene en el laboratorio a muchos
científicos.



No hay comentarios.:
Publicar un comentario